A reducir el riesgo infractor. ¡Menos consumo de telebasura!

23.12.2021

Desde hace muchos años la televisión es uno de los medios de comunicación masivos de más arraigo y uso en nuestro país. Está incluida también como una de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). Así, según reportes estadísticos del INEI, los hogares con acceso a la TV en el 2020 ascienden al 95.6 % en Lima Metropolitana, 87.2 % en el resto urbano y 51.00 % en el área rural[1].

Según estudios de CPI, al 2019, el Perú está conformado por 79 % de población urbana y 21 % de tipo rural[2]. Si consideramos que las cifras no han variado de forma considerable al 2021, podemos deducir que aproximadamente el 83.08 % de los peruanos tienen acceso a la TV.

El diario Gestión señala que según estudios realizados por Kantar IBOPE Media -empresa de investigación de medios de comunicación en América Latina-, más del 90 % de los hogares peruanos vieron la TV en los últimos meses, siendo que cada persona pasó más de cinco horas diarias con este aparato encendido[3]. Es que es una verdad de Perogrullo que muchas familias absorben contenido televisivo en horarios estelares, al momento de las comidas y en momentos de relax.

El italiano Giovani Sartori, en su libro "El Homo Videns, la sociedad teledirigida", publicado en el año 1997, manifiesta que la televisión no solo es un instrumento de comunicación, sino también es una paideía (término de origen griego) que significa la generación de un nuevo tipo de ser humano formado preponderantemente en base al continuo uso de la televisión (homo videns).

A manera de metáfora, dicho autor señala que la televisión es el reemplazo inanimado de la baby sitter (o niñera), pues es una realidad latente no solo en nuestro país sino en todo el mundo, que nuestros niños empiezan a ver la televisión a muy temprana edad, antes incluso de aprender a leer y a escribir; algunos afirman que la televisión es la primera escuela del niño, premisa a la que no le falta razón si consideramos que en muchos hogares existe el libertinaje televisivo, favorecido por padres descuidados y ausentes.

La tesis de la tabla rasa de John Locke señala que el ser humano desde que nace es como una esponja que absorbe y adopta indiscriminadamente todo lo que percibe, y si alguna vez nos preguntamos cuáles son las causas del por qué nuestra sociedad es cada vez más violenta, peligrosa y banal, posiblemente una de las respuestas a dicha interrogante sea el hecho que muchos de nuestros niños se empapan de esa "primera escuela" llamada televisión cargada de contenido negativo.

Video-niño es el término que utiliza Sartori para referirse a aquellos niños que han crecido frente a un televisor, recibiendo de dicho aparato una gran influencia; es aquel que será el futuro adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la cultura escrita. En la noción del video-niño, la enseñanza de la escritura y la lectura va quedando cada vez más al margen.

Uno de los aspectos perjudiciales que trae consigo el uso de la TV y que analiza Sartori es que en la televisión el hecho de ver prevalece sobre el hecho de hablar, en el entendido que la voz locutora es secundaria, pues está en función de la imagen (autoridad de la imagen); en consecuencia, aun cuando la palabra contenga información sustancial, la imagen transmitida prevalece pues el impacto audiovisual cala con mayor fuerza que la voz transmitida. Esto se torna perjuicioso cuando la imagen por lo general transmite cuestiones sumamente negativas como violencia, rechazo, resentimiento, ira generalizada, machismo, discriminación, banalidad, vulgaridad, ridiculez, mediocridad, morbo, hipersexualismo, chismorreo y huachafería. No es incierto decir que gran parte del contenido televisivo en nuestro país goza de dichas características, que se engloba en lo que podríamos llamar telebasura.

Todo este contenido va moldeando el carácter de los niños y adolescentes, y si la abstracción que hacen es de constante sesgo negativo, tendremos futuros adultos predispuestos a cometer desarreglos, fechorías y delitos.

La tesis que plantea el italiano no hace más que confirmar que la influencia de la televisión es considerablemente negativa en nuestras sociedades; sin embargo, dado que no todos los programas son nocivos, corresponde a los padres y madres de familia realizar un debido control parental respecto al contenido al que acceden sus hijos, además del acompañamiento constante en su formación.

Por último, a fin de combatir la problemática planteada, nos concierne también defender a ultranza la promoción de la lectura, la inculcación de valores desde la infancia, así como reducir notablemente la utilización de la televisión como instrumento de enseñanza y formación, pues de no hacerlo, el surgimiento del homo videns traerá como consecuencia que la racionalidad del homo sapiens retroceda cada vez más en desmedro de la paz social.


[1] Ver en: https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/boletin_tic.pdf

[2] Según el reporte del departamento de Estadísticas de CPI. Ver en: https://cpi.pe/images/upload/paginaweb/archivo/26/mr_poblacional_peru_201905.pdf

[3] Ver en: https://gestion.pe/tendencias/dia-mundial-de-la-tv-cuantas-horas-al-diaria-los-peruanos-ven-la-television-nndc-noticia/

*Publicado en "El Nuevo Diario, la verdad bien dicha". Año 03, edición n.° 661 de fecha 23-12-21. Pág. 03

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