Animación

15.07.2020

Uno de mis mejores pasatiempos es indudablemente tocar música. Aprendí a tocar la guitarra a los dieciocho años. Fue en el coro de la parroquia El Señor de la Divina Misericordia de Cajamarca que comencé mis estudios al respecto. Ya tenía la base de saber tocar el piano así que el aprendizaje se tornó más llevadero.

Durante ese tiempo y algunos años más adelante tuve la experiencia de realizar animación acompañada con guitarra. Juventud Mariana Vicentina fue el movimiento católico que me abrió las puertas a desarrollar esta cualidad.

Cuando ya laboraba para el Ministerio Público y en vísperas de la Navidad de 2016, la Unidad de Víctimas y Testigos del Ministerio Público subsede Hualgayoc-Bambamarca organizó una chocolatada a favor de los usuarios de dicha unidad, en su mayoría mujeres, quienes eran víctimas, principalmente, de violencia familiar.

Fue por invitación del personal de dicha unidad que participé realizando una pequeña animación a favor de ellos. Recuerdo ver el rostro de sorpresa de algunas de las usuarias cuando me escucharon cantar y realizar dinámicas de animación. Una de ellas, incluso, al finalizar el agasajo se acercó hacia donde yo estaba y me dijo: "quién lo diría doctorcito, tan seriecito que se le veía". Dicho comentario me hizo esbozar una sonrisa.

Siempre es bueno y gratificante dar calidez a los demás, especialmente, si son personas del grupo de vulnerabilidad.

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