Reduzcamos el riesgo infractor. ¡Más precaución al volante!

02.12.2021

Según el reporte estadístico n.° 001-2021 de la Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas (SUTRAN), de enero a noviembre de 2020 se registraron 3526 accidentes de tránsito ocurridos en carreteras (nacionales y departamentales) en nuestro país, lo cual hace un promedio de once accidentes diarios en todo el territorio nacional.

En lo que respecta a víctimas mortales por accidentes de tránsito, en el mismo periodo, se registraron 605.

Estas

Fotografía tomada el 16-09-21 en la ruta Pacasmayo - Ciudad de Dios

cifras, sin duda, resultan alarmantes, preocupantes y hasta desmoralizadoras, sin embargo, deben invitarnos a la reflexión para cambiar el crudo escenario automovilístico en el Perú.

Día a día vemos como muchos choferes a lo largo y ancho del país muestran un irrespeto total por las reglas y normas de tránsito. Ni la sanción administrativa ni la penal disuaden sus malas conductas de manejo.

En un país como el nuestro, en el que se negocian y trafican licencias de conducir y en el que predomina "la cultura del vivo", no sorprende que en las carreteras abunden conductores imprudentes, negligentes e inescrupulosos, quienes incluso registran múltiples papeletas por infracciones a las reglas de tránsito, que van desde pasarse la luz roja, invadir carril contrario o adelantar en zona no permitida, hasta conducir un vehículo motorizado en estado de ebriedad, causar lesiones corporales y peor aún hasta la muerte de otras personas.

Conozco perfectamente las secuelas que trae consigo la ocurrencia de un accidente de tránsito en carretera, sobre todo cuando se suscita por imprudencia de un tercero. Se atraviesa por una serie de situaciones desagradables como constantes tratamientos médicos y terapias (físicas y psicológicas) y litigios, así como padecer sentimientos negativos como dolor, frustración, ira, tristeza, coraje, preocupación, entre otros.

Sé de algunos conocidos quienes se consideran expertos y muy seguros al volante, confiados en que no podrían protagonizar algún accidente de tránsito, sin embargo, muchos de estos no se suscitan por negligencia de uno mismo, sino de algún tercero.

Estar seguro de sí mismo al conducir un vehículo motorizado es saludable pero la excesiva confianza puede -a veces- jugarnos en contra.

Esa seguridad personal al conducir debe ir de la mano -en todo momento- del manejo a la defensiva o manejo defensivo, estrategia que consiste, principalmente, en el despliegue de un conjunto de habilidades que permiten defenderse de la probabilidad de un accidente causado por factores externos, ya sean naturales o provocados por el hombre, es decir, implica anticiparse a las situaciones de peligro al volante. Vemos entonces que la finalidad de la conducción defensiva es reducir la ocurrencia de accidentes de tránsito y su impacto. Esto implica aspectos como mantener una distancia suficiente entre vehículos, esperar que terceros conductores cometan errores que puedan perjudicarnos, y por supuesto, controlar la velocidad de manejo, o más propiamente no conducir a excesiva velocidad en todo momento. Creo fehacientemente que, si interiorizáramos y aplicáramos estos preceptos en nuestra cotidianidad, lograríamos reducir de manera significativa la ocurrencia de accidentes de tránsito.

Un periodista estadounidense llamado Glenn Greenwald ha señalado que una forma de salvar la vida de millones de personas consiste en reducir radicalmente el límite de la velocidad a nivel nacional a 40 km/h. Conforme lo ha señalado el autor, según diversos estudios, las cifras de accidentes disminuirían de forma significativa si se aplicara tal estándar normativo. En mi opinión, esta propuesta es plausible de ser aplicada en zonas urbanas, mas no así en carreteras, pues sería descaradamente quebrantada por los choferes cuando se encuentran circulando en la ruta. Después de todo, considero que dicho planteamiento nos debe invitar a la reflexión, aunque lo cierto es que de nada serviría una modificación legislativa en ese sentido si no empezamos cambiando nuestra actitud siendo más precavidos al conducir, aplicando, por ejemplo, la estrategia del manejo defensivo en todo momento.

La finalidad de la reflexión que he desarrollado es justamente prevenir la ocurrencia de accidentes de tránsito, que tanto daño hacen a la sociedad, a las familias y al bienestar de las personas que los protagonizan.

¡Más precaución al volante!


Publicado en "El Nuevo Diario, la verdad bien dicha". Año 03, edición n.° 644 de fecha 02-12-21. Pág. 03.

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