Una política municipal desacertada
Un día de trabajo en el despacho fiscal, al recibir la declaración de descargos de un imputado en el marco de una investigación por la presunta comisión del delito de receptación respecto de una motocicleta, al preguntarle cómo obtuvo su licencia de conducir categoría B-1 (para vehículos menores) me respondió que hace unos meses, específicamente un sábado que se encontraba en las inmediaciones de su comunidad natal (Centro Poblado de Malcas), la Municipalidad Distrital de Cachachi realizó una campaña de capacitación y otorgamiento de licencias de conducir dirigida a los pobladores. El investigado refirió que la capacitación consistió en una charla de unas horas a todos los interesados en obtener su licencia, luego de lo cual les tomaron un pequeño examen, los aprobaron y días después les expidieron los correspondientes brevetes.
Fue una sorpresa decepcionante saber que en alguna ocasión se expidieron licencias de conducir de una manera tan bestial y desacertada.
Tal anécdota, indudablemente, generó que reflexionara un poco sobre esta chocante realidad: para obtener permisos de conducir vehículos motorizados menores solo basta asistir a una capacitación de un día, rendir un examen como "pura formalidad" y después de ello, de forma automática, se obtiene el brevete.
Desde ningún punto de vista, una capacitación tan exageradamente reducida, es ni será suficiente para dotar una adecuada preparación a los ciudadanos que eventualmente conducirán por las vías de tránsito. Es trascendente conocer no solo las disposiciones establecidas en el Reglamento Nacional de Tránsito, sino también aprender temas relacionados a la seguridad vial, manejo defensivo y mecánica básica, entre otros temas, lo que implica una concienzuda y profunda preparación. Pero lastimosamente en nuestro país no reina la meritocracia sino la informalidad y el facilismo.
Asumo que no solo la municipalidad antes mencionada ha adoptado ese tipo de políticas, dizque en beneficio de la comunidad y supuestamente para activar la economía.
Las consecuencias de todo esto, negativas, por cierto, se perciben a diario. En la provincia donde trabajo actualmente, la mayoría de los accidentes de tránsito tienen como participantes a conductores de vehículos menores (sean motocicletas, mototaxis o motos cargueras), tengan sus permisos de conducir o no. Las causas de dichos eventos son diversas: estado de ebriedad, desconocimiento de las señales de tránsito, falta de experiencia, excesiva confianza, manejo temerario, entre otras; sin embargo, creo que la tasa de accidentes de tránsito puede reducirse cuando los filtros para la obtención de las licencias de conducir sean realmente estrictos y adecuados; otro factor que coadyuvaría a ello, indudablemente, es mejorar la conciencia ciudadana de los conductores, para que estos recapaciten sobre la importancia y riesgos latentes en la conducción de vehículos motorizados.
Mientras mejoremos el aspecto cultural en nuestra población, corresponde que, desde la posición en la que nos encontremos, instemos a nuestras autoridades municipales a desdeñar políticas facilistas desde ya.